Comentario
La falta de una tradición del trabajo de la piedra obligó a la importación de mano de obra extranjera, incluso de los materiales. Desconocemos las primeras creaciones del XI, pero no debieron ser muy significativas. Ya en el siglo XII nos encontramos con la construcción de las grandes catedrales e iglesias monásticas, en las que apreciamos una serie de formas que nos remiten a la arquitectura inglesa y alemana. La preocupación por la articulación de muros, con la consiguiente ordenación en pisos de las paredes de las naves, las decoraciones en denticulados y zigzags, así como ciertos presbiterios profundos son soluciones arquitectónicas bien experimentadas por la arquitectura anglonormanda. El gusto por los volúmenes masivos y rotundos, con la utilización de numerosos elementos torreados, amplias criptas y el empleo de capiteles cúbicos son algunas de las soluciones tomadas de los edificios renanos.
La más grande de las catedrales escandinavas será la noruega de Trondheim. Olaf Kyrre (1066-1099) levantará en este lugar, sobre la tumba de San Olaf, un primer edificio del que no conservamos restos. Cuando en 1152 se crea el arzobispado, se había iniciado ya una ampliación del templo. Un vasto crucero se adosa a la parte occidental del edificio inicial, que estaría en parte concluido cuando se realizó la consagración de una de las capillas abiertas a él en 1161. El empleo de zigzag para la decoración y la desmaterialización del muro en tres órdenes de vanos, con su correspondiente perforación del mismo con ánditos, han sido puestos en relación con la catedral de Lincoln, donde se piensa que se formó el maestro que proyectó esta fase de la catedral. La correspondiente nave nunca se terminaría, dejando paso a una construcción gótica.
La catedral de Lund (Suecia), construida por Canuto el Santo en 1080, será ampliada durante el siglo XII. La nueva fábrica incluirá el viejo edificio, consagrándose el altar principal en 1146. La documentación nos suministra el nombre de dos de sus constructores: Donato, posiblemente de origen italiano, y Regnerus, llegado a la ciudad en 1135 procedente de Maguncia. Se trata de un edificio de acusados volúmenes, enfatizados por las torres de la fachada y los rotundos brazos del crucero. Tanto en la disposición de su planta como en el empleo de una gran cripta recuerda la catedral de Espira. Lund y Trondheim emblematizan las dos tendencias del románico escandinavo, mientras que la primera se inspira en la arquitectura alemana, la segunda lo hará en la inglesa. Algunos aspectos escultóricos de las portadas de Lund han sido relacionados con el románico lombardo. La catedral danesa de Viborg, radicalmente restaurada en el XIX, presenta una cripta con capiteles cúbicos de claro sabor germánico.
También se utilizó el ladrillo introducido en la segunda mitad del siglo XII. Algunos especialistas creen que su fabricación fue aprendida en Italia por personas del séquito de Waldemar, cuando éste visitó Pavía. Las iglesias danesas de Rinsteed, construida por los benedictinos bajo el patrocinio de Waldemar I; Sorö, monumental iglesia cisterciense del tipo de Fontenay; y Kalundborg, iglesia funeraria del magnate Esbern Snare, contribuirán decisivamente a la difusión de este material.
Muy curiosas resultan las iglesias circulares. Aunque algunos historiadores han remontado su origen a la vieja tipología martirial, en su doble vertiente -palatina y funeraria-, estos templos nórdicos muestran un estrecho parentesco con las torres circulares de carácter militar. En la isla de Borholm (Dinamarca), se conserva un grupo de cuatro de estructura muy homogénea, cuerpo circular y un ábside de tramo recto y hemiciclo, construido bien entrada la segunda mitad del XII. El cuerpo de la iglesia se divide en tres plantas: la baja, dedicada al culto; un refugio en la segunda; y la tercera, un adarve defensivo. Los dos pisos inferiores se cubren con una bóveda anular en torno a una columna central. La tipología es abundante en ejemplos con pequeñas variantes referidas a la ampliación del piso bajo.
La más castiza creación de la arquitectura escandinava son sus célebres iglesias de madera, las stavkirker. Son construcciones de pilotes de madera que se hincan en el suelo, sin travesaños, siguiendo procedimientos que se remontan a los tiempos protohistóricos. En los edificios con pretensiones monumentales este procedimiento constructivo fue abandonado pronto en Dinamarca, mientras que Noruega, con sus inmensos bosques, lo siguió empleando durante todo el medievo; Suecia adoptó una postura intermedia. En el fiordo noruego de Song existe un grupo de iglesias de madera -Urnes, Borgund y Hopperstad- que nos permiten hacernos una idea de cómo con este material se interpretaban las formas pétreas de arcos y capiteles cúbicos del románico germano. Sobre la madera también se aplicaba una rica decoración tallada de la más pura tradición vikinga.
De la escultura románica cabe destacar la originalidad de las pilas bautismales. De su abundancia baste citar que sólo en Jutlandia han sido inventariadas más de un millar. Su decoración va, desde la simple ornamentación vegetal o geométrica como en Oster Starup, a complejos programas iconográficos en los que se desarrollan escenas bíblicas con fantásticas luchas entre el alma y las fuerzas demoníacas. La serie relacionada con Hegvad -pilas de Vänge, Stanga y Viklau- nos suministra una visión significativa de este tipo de obras durante la segunda mitad del XII.
Los restos de pintura mural se han conservado muy fragmentariamente y excesivamente restaurados. Sus formas presentan estrechas analogías con la miniatura renana, no faltando la actividad de los propios pintores alemanes trabajando en el lugar. Aunque no faltan tampoco los influjos ingleses, tal como los percibimos en la decoración de las iglesias danesas de Orreslev y Tandrup.